Voy A Cambiar.

Definir un propósito

REFLEXIONES

12/9/20233 min leer

La mayoría de las veces sabemos lo que necesitamos, pero no sabemos cómo dárnoslo.

Sabemos que queremos cambiar, pero se nos escapa el cómo. Quizá queramos comer mejor, pensar bonito, hacer ejercicio, meditar y calmarnos, crear con pasión, estudiar concentrados... Subir de nivel personal. Pero ¿Cómo hacerlo?. O tal vez, ¿Cómo llegar a sostenerlo en el tiempo?

Llega un nuevo año y nos hacemos La Pregunta : ¿Cuál va a ser mi propósito? Algo en el ambiente externo hace evidente que un ciclo se acaba y otro comienza, porque La Tierra ha completado otra vuelta al Sol y el calendario social cambia de año. Pero, ¿Qué hay de ti? ¿Dónde sientes tú ese inicio? Cuanto más lejos esté el origen del nuevo propósito, más difícil va a ser para ti sostenerlo... (estamos hablando de un propósito que orbita a kilómetros de ti). ¡Los propósitos personales tenemos que sentirlos dentro! En el corazón, en la piel, en los párpados, en los pies, en el alma… A centímetros de la mente, que es la que decide cada día! El propósito nos tiene que hacer llorar de alegría, soltar un “por fin”. Mirarnos a los ojos y cantar un “te lo dije”. Pero para soltar una gran exhalación tenemos que haber inspirado largo y profundo antes. Para todo propósito, un proceso. Todos somos capaces de lograr cualquier cosa que nos propongamos, pero tenemos que sentirla cerca, muy cerca, y calentarla a diario como hoguera en noche fría. Porque el único peligro que nos acecha es el olvido. Olvidarnos de lo que queríamos tan fuerte hace un par de días, en el origen de la intención. Por eso, uno tiene que recordarse a diario cuál es el sentido de su vida, y cuáles son sus propósitos. Sin darte cuenta, estarás, además, haciendo más y más fuerte tu autoestima y tu capacidad de adaptación a las condiciones externas.

Sí pero, ¿Cómo encontramos el origen perfecto? ¿Cuándo es el mejor momento para empezar?

Ya sabes lo que voy a decir. Está clarísimo. El momento es ahora. Ahora mismo. ¿Qué es aquello que quieres conseguir? ¿Cuál es el sueño de tu alma? Y si todavía no tienes claro qué es exactamente aquello que quieres, mantente atento, porque lo próximo que te cause dolor, rechazo o incluso miedo, el próximo roce que te desequilibre, es una muy buena primera pista por donde empezar a buscar. El malestar emocional es como la fiebre para el cuerpo físico. Es una alarma con localizador que te indica qué sucede y dónde. En cuanto sabes qué sucede, desaparece el sufrimiento. Es una elección.

Todos sentimos oposiciones o desequilibrios. La dualidad es una fuerza natural que invade (y hace posible) la vida. El desequilibrio no es naturalmente “malo”, lo menos beneficioso para uno mismo es quedarse de brazos cruzados viendo como nuestra balanza interior se desequilibra en vez de hacer el ejercicio de llenarla y vaciarla hasta encontrar su estabilidad.

El desequilibrio es maestro en vida. Si tenemos la autoestima fuerte, sólida, el desequilibrio se convierte en un acelerador, un elemento motivador. Cuando sopla viento y empuja la vela de nuestro barco, hacemos más fuerza con los brazos, para sostener el timón (la dirección). Nuestra fuerza psíquica se fortalece, y el viento nos lleva todavía más lejos que sin él. En cambio, si tenemos la autoestima debilitada, el desequilibrio nos va rompiendo en trocitos hasta el desánimo. Nos rendimos ante el clima, y nuestro barco toma cualquier rumbo menos el que queremos.

La autoestima es conocer el lugar que uno ocupa en el mundo. Es saber que hay un horizonte que solo tú ves y al que solo tú estás capacitado para llegar. La autoestima es el compromiso consciente de confiar en la ruta, en el barco y en la tripulación, a pesar de que llueva, truene o haya personas en puerto diciendo que vas a naufragar.

Solo tú sabes lo que eres. Cualquier método, libro, evento, persona, que te impulse a explorar tu conciencia, es un regalo, una guía para tu vida. Sin embargo, debes hacerte la siguiente pregunta: ¿A quién o qué le quiero confiar la entrada a mi consciencia? Y, ¿Cuánto más estoy dispuesto a vivir bajo el mínimo de mis capacidades? Recuerda, el momento es ahora y, cuanto mayor es la adversidad, mayor es la semilla del éxito. Justo antes de lanzar la flecha, aumentas la distancia con la diana, preparando la tensión que la lanzará veloz.

Confía. Y actúa.

Te lo debes.